La mujer se encuentra tumbada, sobre la espalda, con una pierna estirada y la otra doblada. El hombre se monta a horcajadas sobre ella, pasando una pierna por debajo de su pierna doblada y echando uno de los brazos hacia atrás, para apoyarse. Esta posición puede resultar un poco cansada, aunque es muy estimulante, ya que la mujer puede acariciar el cuerpo del hombre o su propio cuerpo durante el acto.
La mujer apoyada en las manos con los brazos extendidos. El hombre al borde de la cama le levanta la pelvis mientras ella desliza las piernas por debajo de sus brazos.
El hombre y la mujer se encuentran tumbados de lado (la mujer dando la espalda al hombre). La mujer encaja bien su pelvis en la del hombre, quien coge con sus piernas las de la mujer. El hombre acaricia el clítoris de la mujer durante el acto. Antes de llegar a la penetración, la mujer puede acariciar el sexo de su pareja contra el suyo. Esta posición es cómoda y resulta también bastante estimulante si se acompaña de caricias.
La mujer está tumbada sobre la espalda, las nalgas en el borde de la cama. El hombre se encuentra arrodillado en el suelo sobre unos almohadones o de pie y la penetra acariciándole los senos y el clítoris.
El hombre se encuentra cómodamente sentado sobre una silla. La mujer se monta a horcajadas sobre él. Mientras que ella hace movimientos de vaivén, él le mordisquea los senos y guía los movimientos con sus manos.
El hombre está sentado con la piernas cruzadas en la cama y la mujer se sienta sobre él a horcajadas. Él dirige el movimiento con sus manos, besando los senos de su pareja.
El hombre se encuentra tumbado sobre la espalda. Ella se tumba, también de espaldas, sobre él apoyándose en los codos, con las piernas dobladas y sus pies sobre las rodillas de él. El hombre la penetra animándola a un movimiento de vaivén y sujetándola por la cintura.
El hombre se sienta en una silla. Ella se monta a horcajadas echando su cuerpo hacia atrás, con la cabeza reposando sobre un almohadón. El hombre la penetra haciendo un movimiento de vaivén y acariciándole los senos. Esta posición es bastante acrobática y exige una cierta agilidad.
La mujer se encuentra tumbada en la cama, apoyándose sobre la cabeza y hombros. De rodillas, el hombre se pone a horcajadas, manteniendo la pelvis de la mujer a la altura de su sexo y guiando el movimiento de vaivén. Se trata de una posición deportiva que conduce a una excitación rápida. Sin embargo, no se puede mantener durante un largo espacio de tiempo. Puede ser una postura introductoria para a continuación pasar a otra más confortable en la que el hombre, apoyándose en sus pantorrillas, acerca hacia sí la pelvis de su pareja acariciándole el clítoris.
El hombre tumbado sobre su espalda, la mujer, sentada a horcajadas sobre él, dándole la espalda y con las rodillas apoyadas en el suelo, efectúa movimientos de vaivén. Ella al mismo tiempo puede acariciar el sexo de su pareja o su clítoris con los dedos mojados en saliva o en secreción vaginal.
El hombre se echa hacia atrás apoyándose sobre las manos. La mujer se sitúa cómodamente sobre almohadones, con las piernas apoyadas sobre los hombros de él. la mujer efectúa un movimiento de vaivén. En esta posición, la penetración es profunda y provoca sensaciones de placer intenso.
La mujer se apoya sobre sus brazos, apoyada sobre el vientre con una pierna plegada. El hombre, sobre ella, se apoya sobre sus brazos en tensión. Él la penetra efectuando un movimiento de vaivén que acentúa el grado de placer.
La mujer tumbada sobre un cojín en el suelo, con las rodillas dobladas. El hombre se introduce entre los muslos de ella y levanta su pelvis para penetrarla. Volcado hacia delante para alcanzar con la boca el vientre de su pareja, dirige los movimientos, mientras la mujer se abandona.
La mujer se apoya de costado sobre los antebrazos y sobre las rodillas. El hombre de rodillas, coge a su pareja por la pelvis y se pone a horcajadas, llevando el movimiento.
El hombre se apoya sobre las manos con las piernas estiradas. La mujer se pone a horcajadas, apoyándose con las manos y piernas. Su pelvis puede oscilar libremente y controlar el movimiento.
El hombre y la mujer se ponen de rodillas uno frente al otro. El hombre coloca sus pantorrillas entre las de la mujer y se pone a horcajadas. Esta posición intimista permite a los amantes abrazarse, entrelazarse y acariciarse.
El hombre se coloca entre las piernas de su pareja. Ella se tumba de costado, con las rodillas dobladas, los pies cruzados entrelazándole con sus piernas. Durante el acto, ella puede acariciarle el sexo y la nuca. Los amantes pueden disfrutar con esta posición íntima y tierna para decirse todo lo que desean descubrir juntos.
El hombre se tumba de espaldas con las piernas juntas. La mujer se coloca sobre él a horcajadas, apoyándose sobre los brazos, con el busto hacia atrás. Durante el acto, la mujer es la que lleva el ritmo y el hombre puede acariciarle el sexo, estimulando el clítoris. Esta posición es bastante simple y procura un verdadero placer a los dos amantes.
La mujer está tumbada sobre la espalda, con una almohada bajo la cabeza, la pelvis elevada sobre un almohadón situado al borde de la cama. El hombre se encuentra arrodillado en la cama. Ella eleva sus nalgas ofreciéndose así al hombre que la penetra acariciándole las nalgas, zona muy erógena.
El hombre está sentado en el suelo o en la cama, con una pierna estirada y la otra ligeramente doblada para mantener el equilibrio. La mujer se monta a horcajadas, apoyándose en su pareja.
Los dos de pie, la mujer dando la espalda al hombre. Las manos enlazadas, el hombre tira hacia si para penetrarla por detrás. La mujer puede apoyarse contra la pared o una mesa para mantener más fácilmente el equilibrio.
El hombre está sentado en el borde de la cama, los pies en el suelo. La espalda de la mujer apoyada en su pecho, los pies sobre la cama con las rodillas flexionadas. Ella provoca un movimiento de va y ven apoyándose en manos y pies. El hombre puede acompañar el movimiento levantando con las manos el trasero de ella. Puede así mismo acariciar el pecho y el clítoris de su pareja. Con esta postura la penetración es muy profunda.
La mujer tumbada boca arriba, una pierna levantada apoyándola en el hombro de su pareja. Él de rodillas la penetra sujetando con una mano la espinilla de la pierna levantada y con la otra la rodilla de la pierna estirada. La mujer puede acariciar sus senos y los genitales del hombre mientras tanto.
El hombre tumbado de espalda con las rodillas flexionadas, sujeta a la mujer por la cintura y la penetra por detrás. En esta postura es el hombre el que marca el ritmo de los movimientos. La mujer puede al mismo tiempo acariciar la base del sexo de su pareja, que es una zona tremendamente erógena.
El hombre está sentado de lado, sujetándose con un brazo y la rodilla correspondiente. La mujer apoyada en sus antebrazos, se restriega contra su sexo dándole la espalda y es la que marca el ritmo de los movimientos durante la penetración.
Él confortablemente tumbado sobre la cama, las piernas colgando fuera de ella, con los pies en el suelo. Ella sentada encima, los muslos separados lo suficiente para poder acariciar su clítoris y la base del sexo del hombre.
El hombre apoyando la espalda contra la pared, empuja con la pelvis hacia delante para penetrar a la mujer, que empuja hacia atrás. El movimiento de va y ven lo llevan a cabo las flexiones de los muslos.
Ella a cuatro patas apoyada cómodamente sobre sus antebrazos. Él, de rodillas la penetra por detrás. Esta postura clásica resulta muy placentera para los dos.
El hombre tumbado sobre su espalda penetra a la mujer, que está sentada sobre su sexo con las piernas hacia un lado y los muslos separados. La mujer marca el ritmo de los movimientos y puede acariciarse mientras tanto.
Ella, tumbada boca arriba, las piernas plegadas sobre su pecho y los pies apoyados en los hombros de él.
Las rodillas en el borde de una silla y los brazos cruzados apoyados en el respaldo, dando así la mujer la espalda a su pareja. El hombre la atrae contra él, metiendo las manos entre las piernas de ella, que tiene las piernas ligeramente separadas, para acariciarle el clítoris y penetrarla seguidamente.
El hombre de rodillas, echado para atrás apoyándose en los brazos. La mujer tendida sobre la cama, la cabeza sobre la almohada, con las piernas abiertas rodeando la cintura de su pareja, formando el ángulo necesario para permitir la penetración. Ella puede durante el acto acariciarse el pecho y el monte de Venus.
La mujer con la parte de arriba del cuerpoy los codos apoyados en la cama, el hombre le sujeta las piernas abiertas por los muslos para penetrarla. Ella pemanece inmóvil y es él el que realiza los movimientos de vaivén. Si el hombre es muy alto se puede utilizar un almohadón para subir las caderas.
El hombre acostado de lado. La mujer también de lado contra él, la cabeza hacia los pies de su pareja, entrelazándole con sus piernas y frotando los senos contra sus muslos. Él muy estimulado por la penetración y el ángulo de visión, puede durante la penetración acariciar las nalgas de ellae introducir los dedos enel ano de la mujer, zona muy erógena.
La mujer tumbada boca arriba los muslos hacia su cuerpo. El hombre, arrodillado la penetra apoyándose en una mano mientras sujeta con la otra los muslos de su pareja. Ella puede acariciar la base del sexo del hombre. Esta postura permite una penetración profunda y favorece la fecundación, pero requiere bastante flexibilidad por parte de la mujer.
El hombre está sentado en una silla y la mujer encima, es ella la que lleva el movimiento levantándose y sentándose.
La mujer se dobla hacia delante y es penetrada por el hombre, que se encuentra medio sentado. La mujer, apoyándose en los pies, se mueve lentamente, mientras que el hombre puede besarle toda la espalda. Esta posición necesita bastante agilidad, pero permite descubrir nuevamenteaquellas partes del cuerpo que han caído en el olvido.
La mujer está tumbada sobre su espalda, las piernas separadas, entregada a su pareja para que la penetre. Las manos de ambos están libres para acariciar, en particular las de ella que tienen al alcance la espalda y muslos de él. Una postura para hacer el amor de lo más sencilla.
Los dos tumbados de lado, las nalgas de ella contra la pelvis de él que la penetra dejando las manos libres para las caricias, al mismo tiempo puede intentar llegar al pecho de ella para besarlo. Esta postura es muy apropiada para mujeres embarazadas durante los cinco primeros meses de gestación.
La mujer está tumbada sobre su espalda, una de sus piernas estiradas y la otra doblada. Él sentado sobre la pierna estirada de su pareja con una de las suyas por debajo del muslo de ella, apoyándose atrás con sus brazos.
La mujer se encuentra tumbada, con las piernas ligeramente abiertas y las rodillas dobladas. El hombre se desliza entre sus muslos, elevándola suavemente por la pelvis para penetrarla. Al mismo tiempo alza el vientre de la mujer hasta su boca, para besarla dulcemente. Ella permanece pasiva. Esta posición es, en general, muy apreciada por las féminas.
El hombre se mantiene de pie, mientras que su pareja le rodea firmemente con sus piernas. El la sostiene las nalgas y la espalda. La mujer también puede apoyarse en una pared para sostenerse y facilitar lapenetración.
El hombre se coloca de rodillas, mientras que su pareja, tumbada de espaldas, coloca sus pies sobre el torso de él. De esta manera, el hombre puede retroceder o inclinarse hacia delante para que los muslos de su compañera entren en contacto con su pecho. Esta posición ofrece una penetración muy profunda.
La mujer se tumba sobre el hombre, abriendo las piernas para facilitar la penetración. Se estrecha bien a él, para que los cuerpos se superpongan perfectamente. Debe comenzar la estimulación, frotando su cuerpo lateral y horizontalmente contra el de su pareja. Se trata de una posición muy íntima, ya que ofrece un gran contacto corporal.
Adaptable a cualquier lugar y circunstancia, esta posición ofrece todo el encanto de un encuentro inesperado. De pie, enfrente el uno del otro, el hombre estimula con su sexo el de su compañera. Para que haya penetración - que normalmente es superficial - suele ser necesario que la mujer se eleve, poniéndose tacones o subiéndose en algún soporte ...
El hombre se arrodilla al borde de la cama y se acerca hacia la mujer que se encuentra tumbada de espaldas. Él eleva ligeramente las piernas de ella, manteniéndola por los tobillos
Te sugerimos esta posición como etapa de descanso durante vuestros intercambios apasionados. Permite múltiples caricias y resultará muy agradable al no tener que hacer nada más que miraros. De esta manera la presión disminuirá antes de volver a dar rienda suelta a vuestra imaginación amorosa.
Esta posición resultará mucho más cómoda si la mujer se coloca un almohadón en la parte inferior de la espalda, así podrá efectuar movimientos ondulatorios con la pelvis.